martes, 15 de noviembre de 2011

Ahí.

Nunca te das cuenta, siempre pasa desapercibido ante nuestros estúpidos ojos. Pero ahora más que nunca, echas la vista atrás y te fijas en que nunca han dejado de estar ahí. Y es que son una parte imprescindible de tu vida, una parte tan importante que probablemente es la responsable de que todavía puedas respirar. 
Los amigos son así, es difícil hablar de ellos sin rozar el tópico, pero toda alusión se les queda pequeña, toda virtud es poca para representar su gran significado. Miro al pasado y no han dejado de tender su mano, nunca han cesado de tirar de mi cuando mis piernas no respondían, siempre han estado para secar mis lágrimas en los momentos en que mis ojos ya no aguantaban más. No sé cómo compensar tantas horas de quebraderos de cabeza, de conversaciones y de confidencias, así que mi único pago posible es la palabra. Gracias. Gracias por todo, por lo bueno y por lo malo ya que de lo malo hemos salido reforzados. Gracias por compartir todo el peso que caía sobre mi espalda, gracias por hacerme sentir importante para el resto, gracias por intentar hacerme ver que entre tantos millones de personas puedo llegar a ser único. Y sobre todo, gracias porque soy lo que soy en gran parte debido a todos/as vosotros/as.

No hay comentarios:

Publicar un comentario